“Cama adentro”, “Iluminados por el fuego” y “Rancho” son algunas de las películas en las cuales trabajó; pero sin dudas, su favorita es la exitosa “Relatos salvajes”, que dirigió este año Damián Szifrón y que bate récords.

Javier Juliá se fue hace 25 años de Tucumán, con un objetivo bien definido: estudiar cine en Buenos Aires. Lo hizo tanto en la UBA como en la Fundación Universidad del Cine (FUC), y se especializó en la dirección de fotografía. Mientras disfruta del éxito de “Relatos salvajes”, le cuenta a LA GACETA que acaba de terminar otro filme, “Papeles en el viento”, de Juan Taratuto, que se estrenará el próximo año.

Juliá realiza publicidades (intervino en campañas de Quilmes, Axe y Chevrolet, entre otras), largometrajes y documentales, pero durante la conversación no duda en indicar que el cine fue su primer amor. “Trato de sacarle provecho a cada una de las cosas que hago”, aseguró.

-¿Hace cuánto que te fuiste de Tucumán?

- Vine a estudiar cine alrededor de 1989. Estudié en varios lugares, en la UBA y en el FUC. Desde esa época de estudiante tuve la oportunidad de conocer a dos personas que marcaron mi carrera, Félix Monti y Marcelo Camorino; con este último aprendí mucho. Ahí conocí a Tristán Bauer, y trabajé en su pequeña productora, donde hacíamos documentales, editábamos, producíamos y filmábamos; era un grupo pequeño de gente. Pero fue gracias a Camorino que pude comenzar a filmar algunos comerciales y mi primera película con compañeros de la FUC: “Mala época”, a mediados de los 90.

- ¿Qué es la dirección de fotografía concretamente?

- No encuentro una respuesta fácil para dar. El director de fotografía trabaja la iluminación y el encuadre de la película, que es un trabajo conjunto con el director. Pensamos la luz con características especiales que apoyen la escena, creamos climas a través de la luz y nos ocupamos de todo lo que se refiere al aspecto visual. Hay varios factores: la luz, la puesta en escena, la dirección de arte, el vestuario y el maquillaje, todos ellos son los aspectos visuales de una película. De todo esto surge la imagen de la película. Nuestra tarea es imprimirle un sentido que ayude a la narración y que apoye a la historia. El cine son engranajes que se conectan entre sí para hacer funcionar la maquinaria; de forma independiente no funciona.

- Muchas veces se dice: “¡qué fotografía tiene esta película!”, pero no queda muy claro a qué se refiere…

-Y sí, a veces se confunden las cosas: la fotografía es parte importante de la imagen de la película, pero está ligada a otros elementos y con los otros factores se compone lo visual. No es lo mismo una imagen bella que una buena fotografía; son cosas distintas, pero a veces la gente se confunde.

- ¿Qué te gusta hacer más? ¿Películas, fotografías publicitarias?

- Trato de sacarle provecho a cada una de las cosas que hago. El cine tiene un interés fuerte, es mi primer amor, empecé a estudiarlo con las intención de hacer películas largometrajes, pero también disfruto de hacer comerciales; es una forma de aprender a narrar con mayor concisión. La publicidad es muy efímera, pero es divertida. Te permite probar diferentes cosas, trabajar con más medios y recursos, experimentar diferentes cosas que, en comparación, el cine no te lo permite. El cine requiere un esfuerzo físico mayor. Me ha aportado en poder hacer muchas cosas muy distintas, probar y experimentar con ideas visuales o cosas que de otra manera no podría haberlas hecho. El cine conlleva otro tipo de proceso muy distinto, que requiere un compromiso más largo.

- ¿Y de las películas que hiciste?

- Cada película que hice la disfruté. Estoy contento con lo que hice. En “Relatos salvajes” me gustó mucho trabajar con Damián, tiene un talento sin límites, es un genio. Lo disfruté y estoy orgulloso. No creo que la película tenga nada que ver con la televisión; está muy pensada para la pantalla grande, Damián es un amante del cine y creo que la puesta en escena es muy poco televisiva.

- ¿Se nota la diferencia con el exterior?

- Hay compañeros y colegas que respeto mucho y me gusta mucho lo que hacen, hay gente muy talentosa en el país y hacen cosas bárbaras, como “El ardor”, por ejemplo, que es de primerísimo nivel, impactante. Por supuesto, la diferencia de recursos y de tiempos con Estados Unidos y con Europa, es obvia y siempre está presente, lo que no es un dato menor. Pero igualmente creo que tenemos una capacidad de adaptación y de resolución de problemas que es muy importante. Podemos solucionar las carencias que nos separan con EEUU, con soluciones creativas que, en muchos casos, son valoradas afuera.